Desde una temprana edad, Cecilia Utrera poseía un don especial: la capacidad de ver, oír y sentir a los desencarnados. Este talento innato, lejos de ser una bendición en su infancia, le generaba temor y la llevó a guardar silencio por miedo a ser incomprendida. Las experiencias que vivía eran intensas, y los espíritus la buscaban para transmitir mensajes que ella no sabía cómo manejar. Finalmente, en 2015, decidió enfrentar estos miedos y encauzar su don, iniciando así un profundo viaje espiritual.

Su primer acercamiento fue a través del péndulo, una herramienta que conoció por lecturas y recomendaciones y que le atraía por su conexión con el mundo holístico. Este interés la llevó a encontrar a su primera maestra y a adentrarse en un camino de formación que nunca imaginó sería tan vasto y enriquecedor.

A lo largo de los años, Cecilia se formó en diversas disciplinas, obteniendo certificaciones como Maestra en Reiki en el sistema tradicional Usui, Reiki Usui Tibetano, Reiki Unitario del Sonido, Reiki Angélico y Gautama Karuna Reiki. Además, profundizó en la radiestesia, utilizando péndulos y varillas en terapias de sanación y limpieza energética, explorando sistemas como la Terapia de Respuesta Espiritual, Ascensión y excelencia del Corazón, y Ascensión Astrológica.

Su sed de conocimiento la llevó a estudiar Angeología, masajes holísticos, las Nuevas Constelaciones Familiares y el Movimiento del Espíritu, así como Tarot Evolutivo y Sistémico. En 2024, culminó un diplomado en Psicogenealogía Transgeneracional, integrando herramientas como constelaciones familiares, proyecto sentido, tarot, flores de Bach, biodescodificación emocional, metafísica y eneagrama.

Desde 2016, Cecilia ha compartido su sabiduría formando a otros como Maestra de Reiki y ofreciendo diversas terapias. Desarrolló su propio método de gráficos en radiestesia, impartió formación en registros akáshicos y organizó encuentros de mujeres enfocados en sanar el linaje femenino.

Originaria de Venezuela, en 2017 decidió expandir sus horizontes y se trasladó a Argentina. Allí continuó su desarrollo como terapeuta y formadora, organizando paseos holísticos que combinaban actividades de expansión y desarrollo espiritual, y formando a más de 30 alumnos.